Película bastante graciosa que logra conservar y transmitir el estilo tan peculiar de Wes Anderson.
Los diálogos son elaborados y el ritmo de la película bastante acelerado, lo que te exige tener una concentración absoluta en todo momento.
Pienso que para disfrutar realmente cualquier película este director se necesita tener referencia de sus demás filmes, ya que en un inicio hay escenas y detalles que si no se comprende que están hechos con toda intención, se perciben como extraños (como el lunar en forma perfectamente delineada de México)
o hasta de mala calidad (cuando van bajando a toda velocidad en los esquís).
Además de las escenas poco realistas, como cuando acaban de escapar de la cárcel y se quedan platicando afuera un tiempo considerable, cuando uno creería que el desarrollo natural sería que huyeran de inmediato o que los atrapara la policía, sin embargo en estas películas pasa lo que tenga que pasar, sea creíble o no.
El director utiliza elementos muy similares en sus películas, en algunos casos aparecen casi idénticos unos de otros, sin embargo siempre tiene algo nuevo que aportar.
También se conoce que los actores con quien trabaja suelen repetirse constantemente, pero no siendo esto algo malo, ya que constantemente demuestran desempeñar un excelente trabajo. El claro ejemplo está en Adrien Brody, de quien no se esperaría un papel de villano con esa cara de sufrimiento y mirada de ternura, pero acompañado de un muy adecuado vestuario logra dominar el personaje a la perfección. Ralph Fiennes también resulta bastante convincente, mostrándose un muy buen actor reconocido por papeles muy variados. Los personajes secundarios igualmente logran adentrarte en la trama con sus buenas actuaciones.
En general una película bastante agradable que antoja verse repetidas veces.
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